La transformación digital es ya uno de los principales desafíos que tienen actualmente las empresas.
Desde su origen, los sistemas y tecnologías de la información han sido elementos claves para la mejora de los procesos en las organizaciones, aportando productividad, eficiencia y agilidad a su día a día.
Además, han permitido redefinir actividades y modelos de negocio y, en definitiva, han facilitado la evolución las empresas.
En los últimos años, la eclosión de Internet y la alta y rápida adopción de las tecnologías digitales nos han llevado a un nuevo estadio en la transformación digital de las organizaciones, la llamada 4ª revolución industrial.
La incorporación masiva de las tecnologías móviles y las redes sociales, la irrupción de herramientas como el Big Data o el Blockchain, la robotización intensiva de nuestras compañías, la incorporación de la Realidad Virtual y Aumentada en nuestros productos y procesos y la aplicación de la Inteligencia Artificial en nuestro día a día, de manera intensiva, entre otras, nos han situado en un nuevo contexto tecnológico.
Esta evolución tecnológica ha conllevado, también, cambios en la manera de organizar el trabajo y los espacios y entornos físicos de las compañías, la digitalización de muchos procesos, la deslocalización del talento y la necesidad de trabajar en red, la aparición de nuevas profesiones y cambios en la manera en que los consumidores se relacionan con las empresas y entre ellos.
Estos cambios sociales, organizacionales y tecnológicos obligan a las organizaciones a liderar su transformación digital para afrontar estos nuevos retos, a adaptarse a las necesidades internas de los profesionales de sus compañías y a dar respuesta a las necesidades de sus clientes y consumidores en un nuevo contexto de relaciones. Y, siempre, sacando el máximo provecho de las tecnologías digitales y las oportunidades que les ofrecen.
Sin embargo, la transformación digital de las organizaciones va más allá de la simple incorporación de herramientas y aplicaciones tecnológicas. Implica revisar, replantear y rediseñar los procesos de comunicación y colaboración internos, la relación con nuestro entorno (clientes, usuarios, proveedores y socios) y replantear los modelos de negocio y la manera de trabajar de las compañías.
En definitiva, supone evolucionar, de manera disruptiva en muchos casos, la empresa.
Sin embargo, el II Informe Nivel Digital Directivo de EADA y RocaSalvatella constata que 1 de cada 2 empresas españolas (51,4%) no dispone de protocolos, política y/o marcos de actuación de sus profesionales en entornos digitales. El estudio también señala que el 48,1% no ha establecido una estrategia multicanal para conversar digitalmente con sus clientes y/o proveedores y sólo el 64,1% asegura haber construido un entorno seguro de intercambio de información y/o transacciones en la relación con clientes y proveedores.
Y de esta realidad surge la gran cuestión, ¿están los directivos preparados para liderar esta transformación digital en las organizaciones? ¿Son capaces de comprender qué está ocurriendo en el actual entorno digital, de identificar la aplicación práctica y el valor de las tecnologías digitales en los procesos empresariales y liderar el despliegue de la nueva estrategia a todos los niveles? ¿En qué medida los directivos han desarrollado sus habilidades digitales para afrontar esta transformación digital?
Si atendemos a los resultados del informe vemos que los directivos disponen de un nivel de 6,1 sobre 10 en el desarrollo de habilidades digitales. Es decir, están en una fase de conocimiento pero no de aplicación ‘habitual’ de las tecnologías digitales, competencias y habilidades correspondientes. En este sentido, podemos concluir que están en un estado de “exploración”, pero todavía no han llegado a la “integración” o “incorporación” de estas habilidades en su día a día.
Según el estudio:
- los directivos suspenden en identificar las mejoras en su organización a partir de las oportunidades que les ofrece el entorno digital. Por tanto, los directivos se sienten capaces de trabajar de manera individual con este conjunto de tecnologías digitales para mejorar su eficiencia y ser más ágiles (buscar información, trabajar en el tercer lugar, usar herramientas de comunicación, poner en marcha canales de comunicación propios en Internet…). Aunque también lo hacen para mejorar su conocimiento y desarrollo personal.
- Por el contrario, el estudio pone de manifiesto que les cuesta más aplicar estas herramientas al trabajo en equipo y al liderazgo virtual (comunicación y colaboración en red.
- Suspenden claramente cuando tienen que identificar las mejoras en su organización a partir de las oportunidades que les ofrece el entorno digital (la aplicación de las nuevas tecnologías digitales, la optimización de procesos no estructurados…), cuando necesitan mejorar el conocimiento y la relación con sus clientes y consumidores (reputación digital, monitorización de clientes…). O en todos aquellos aspectos relacionados el liderazgo interno en la compañía.
Por tanto, el gran reto de los directivos actualmente es desarrollar sus habilidades digitales para poder liderar esta evolución estratégica en sus empresas.